No necesitamos emplearnos a fondo para ver que el carisma de los dirigentes de otros países devora aquel de nuestra tribuna política. Desde la austeridad del expresidente uruguayo José Múgica a las supuestas afirmaciones beligerantes del norcoreano Kim Jong-un, pasando por el arrojo polémico de la brasileña Dilma Roussef o el carácter sombrío y recio de Putin. Y luego, por encima de esa multitud de líderes y de idologías, destaca objetivamente por sus capacidades comunicativas y oratorias el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Da igual si estamos o no de acuerdo con sus afirmaciones, sus acciones políticas o su visión del mundo: pocos son capaces de comunicar como Obama. Así que, ahora que aún queda un año por delante antes de sus elecciones y su legislatura entra en su recta final, es el momento idóneo para contemplar la trayectoria de su oratoria y destilar cuanto podamos para aprender cómo realizar presentaciones que nos ayuden a transmitir nuestro mensaje con mayor efectividad y convencer mejor, vender más o aportar nuestra visión con éxito.
En corto, podríamos decir que el éxito del presidente estadounidense se basa en:
- Hablar el mismo idioma que aquellos a los que se dirige, no solo con palabras y frases su audiencia reconozca fácilmente, sino con historias en las que cualquiera puede reflejarse.
- Compartir territorios con su público, ubicándose en experiencias parecidas y cercanas que le hacen parte de quienes reciben sus palabras.
- No tomarse muy en serio, ni restarle solemnidad a los momentos que la merecen, lo cual pasa por saber adaptarse a las situaciones al vuelo y, sobre todo, según el ánimo de su audiencia.
- Enriquecer el lenguaje con recursos retóricos y de oratoria que permitan calar fácilmente su mensaje sin hacerlo pesado o confuso.
- Reforzar los argumentos usando la connotación para que la audiencia haga el trabajo de atar cabos y pensar por su propio pie, llegando a conclusiones afines.
- Enfocar bien la escena, redirigiendo la atención al oyente y otorgando responsabilidades y gratitudes de manera que los protagonistas se vean claramente identificados.
- Crear y mantener una imagen homogénea, que le identifique claramente y le ayude a reforzar sus palabras restando ruido visual a su figura.
- Dominar el lenguaje corporal, recalcando sus palabras y dirigiendo la atención a los conceptos que realmente importan.
- Dar ritmo a su discurso y conseguir que su audiencia siga con atención cada nueva parrafada del primer minuto al último.
Todas estas características conforman una de las oratorias más efectivas de la era contemporánea. Nos hemos enfrascado en ellas, las hemos recopilado y las tratamos de manera amena y clarificadora en nuestro Curso Presenta Como Obama: Aprende sus técnicas de persuasión